La historia de Lucía, constancia sin fricción
Lucía empezó con dos acciones: pesarse cada mañana y mirarse al espejo con luz consistente. En seis semanas, sin dietas extremas, mejoró su energía y sueño. Ver bajar la frecuencia cardiaca en reposo mientras subía su fuerza fue motivador. Registró agua, pasos y cenas tardías, identificando el impacto real de cada variable. La regularidad, no la perfección, hizo la diferencia. Hoy comparte sus aprendizajes con amigos, demostrando que la prevención cabe en agendas apretadas y se siente humana, cercana y sostenible.